informe sobre el origen y etimología de machupicchu y el intihuatana

Dedicatoria

A mis padres y a mi profesor que me dan su apoyo en todo momento para culminar con éxito este trabajo.

Quienes aportaron para el desarrollo de mi monografía trabaje voluntariamente con amor y desinterés, quiero ofrecerlo a todos sin distingo de raza, religión, sexo, condiciones de política, y social. Respeto a la vida y fomento la oportunidad que tengo de dar y aprender. Hago todo con las mejores intenciones, trabajando transparentemente con respeto y humildad, sin  forzar a otros a crecer en lo que creemos, ofreciéndole de corazón. Para algunos miembros esto significa  en resumen, ofrecer lo que hago a Dios.

 

Agradecimientos

 

Gracias profesor porque a pesar de todo confió en nosotros y nos dio la oportunidad de seguir en nuestro camino hacia el éxito
INDICE

 

 

MACHUPICCHU.. 5

EL ORIGEN Y LA ETIMOLOGIA DE MACHUPICCHU.. 5

HISTORIA: 5

ANTECEDENTES: 8

UBICACIÓN GEOGRAFICA: 13

INTIHUATANA.. 15

INTRODUCCION: 15

Sistema de mediciones astronómicas: reloj o calendario solar 16

Lugar donde se amarra al sol 17

Irradiación de energía. 18

ANEXOS. 19

BIBLIOGRAFIA.. 20

 

 

 

 


 


MACHUPICCHU

 

 

EL ORIGEN Y LA ETIMOLOGIA DE MACHUPICCHU

HISTORIA:

 

     La imponente ciudadela de Machu Picchu habría sido construida por los Incas a mediados del siglo XV por órdenes del emperador Pachacútec, durante la época de expansión del imperio incaico.

 

     El imperio de los Incas, se estableció en Cusco, aproximadamente en el año 1200 d. C. Existen dos famosas  leyendas en torno al origen del imperio; una es la leyenda de Manco Cápac  y Mama Ocllo, y otra es la de los cuatro hermanos Ayar. Ambas leyendas señalan a Manco Cápac como fundador y primer gobernador de la dinastía. Sin embargo, el imperio no se constituiría como tal hasta la época de Pachacútec, probablemente el más importante emperador Inca. Pachacútec lograría la expansión del entonces señorío Inca, logrando establecer el poderoso imperio del Tahuantinsuyo, el cual llegaría a abarcar cerca de 2 millones de kilómetros cuadrados.  Sería bajo su reinado que se construiría la ciudadela de Machu Picchu.

     Antes de que se erigiese la imponente ciudadela de Machu Picchu, la quebrada de Picchu era habitada por poblaciones provenientes de las regiones de Vilcabamba y del Valle Sagrado, que buscaban expandir sus fronteras agrarias. Tras la expansión del señorío Inca, estos terrenos pasaron a ser parte del entonces creciente imperio del Tahuantinsuyo.

 

     Los historiadores coinciden en que Machu Picchu fue construida a mediados del siglo XV bajo las órdenes del emperador Pachacútec, responsable de la expansión del domino Inca y de su transformación de un simple señorío al magnífico imperio que hoy sabemos que fue.

 

     La historia cuenta que durante el gobierno del Inca Wiracocha, el señorío Inca se encontraba constantemente amenazado por sus vecinos occidentales, los Chancas. Ante una eventual invasión, el Inca Wiracocha, junto a su hijo Inca Urco, heredero al trono, huyeron de la ciudad, dejando al pueblo Inca abandonado a merced de los invasores. Cusi Yupanqui, hijo del mismo Wiracocha y Mama Runto, decidió hacer frente a la amenaza Chanca, y en alianza con las etnias locales, lograría vencerlos, salvando así el Imperio Inca. Tras esta victoria, el Inca Wiracocha lo reconoció como su sucesor.  De este modo, Cusi Yupanqui tomó las riendas del señorío y pasó a llamarse Pachacútec Yupanqui Cápac Intichuri, que significa “hijo del Sol que cambia el rumbo de la tierra”.

 

     Bajo el dominio de Pachacútec, el dominio Inca sufrió una gran expansión y dejo de ser un señorío para convertirse en el grandioso imperio del Tahuantinsuyo. Durante esa época de esplendor y prosperidad, se erigieron grandes construcciones, siendo la más importante la magnífica e imponente ciudadela de Machu Picchu.

 

     Sobre el motivo de su construcción, en primera instancia se creía que  Machu Picchu había sido erigida como  una fortaleza militar o incluso como una residencia de descanso para Pachacútec, pero ambas hipótesis fueron perdiendo peso paulatinamente. Tras exhaustivos estudios, algunos especialistas han concluido que Machu Picchu fue usado como santuario religioso, principalmente debido al carácter ceremonioso que acompaña a algunas de sus estructuras. También se especula que haya servido como monasterio donde se preparaban a las niñas que servirían al Inca y al Sumo Sacerdote, esto debido a que de los 135 cuerpos encontrados, 109 resultaron ser mujeres. No se descarta, sin embargo, su uso como palacio.

 

     Durante su época de esplendor, se cree que Machu Picchu albergó entre 300 a 1000 personas. Los estudios indican que la fuerza agrícola de la ciudadela incaica habría estado conformada por colonos, también llamados mitimaes, procedentes de distintos rincones del imperio.

     Se cree que la ciudadela habría sido abandonada entre los años 1534 y 1570, en el periodo de resistencia Inca. Tras la invasión española, los colonos o mitimaes habrían aprovechado la crisis que afrontaba el imperio Inca para huir rumbo a sus pueblos de origen.

 

     No hay vestigios que indiquen que Machu Picchu habría sido ocupada en algún momento por los colonos españoles ni datos que verifiquen que estos estuviesen al tanto de su existencia. Los historiadores que sostienen esta hipótesis señalan que los cronistas españoles no mencionaron jamás la ciudadela en sus escritos, por lo que es probable que nunca llegasen a conocerla. Otros especialistas sostienen lo contrario, basándose en estudios que  revelan que los españoles habrían usado la ciudadela como primer escenario de sus extirpaciones de idolatrías, habiéndose hallado evidencias de incendios en algunas de sus estructuras.  Se cree también que los extirpadores de idolatrías se habrían llevado los tesoros que se encontraban en la ciudadela.

 

     Otro hecho que fortalece estas creencias es que en las excavaciones realizadas por Hiram Bingham y su expedición, se hallaron en  algunas tumbas  objetos propios de la era posterior a la llegada de los incas, tales como un cuchillo de hierro oxidado, un hueso de vaca, pepas de durazno y los restos de una cuenta de vidrio verde. Aunque cabe mencionar que dichos descubrimientos no fueron realizados por arqueólogos, lo que podría restar cierta validez a los hallazgos.

 

     Ya sea que conociesen la ciudadela o no, todo parece indicar que los españoles no supieron apreciar la importancia de la ciudadela en el pasado, en cuanto no se asentaron ni levantaron construcciones en sus cercanías. Paulatinamente, el lugar sería olvidado por los colonos españoles más no por los habitantes locales.

 

     Durante la era republicana, se cree que arqueólogos e historiadores famosos habrían visitado el lugar, pero no habrían advertido la presencia de la antigua ciudadela, como sería el caso del famoso investigador, geógrafo, escritor y catedrático Antonio Raimodi. Existen fuentes que indicarían que en 1867, las ruinas habrían sido visitadas por un aventurero alemán de nombre Augusto Berns, quien sería entonces el verdadero “descubridor” de la antigua ciudadela inca.

ANTECEDENTES:

 

 

     El Patrimonio Arqueológico de Machupicchu, de gran importancia en el periodo de apogeo del Tawantisuyo, era conocido limitadamente durante la conquista española y el Virreinato, y fue objeto de saqueo y de extirpación de idolatrías. Si bien fue en general subestimado y relegado, reducido a algunos monumentos aislados, se lo menciona en distintos documentos, con variadas denominaciones, pichu y otros, que son objeto de estudio arqueológico y científico, como veremos más adelante. Existen señalamientos sobre su existencia en diversos documentos del siglo XIX, y varios peruanos y personalidades extranjeras lo consignaban, e incluso informaban acerca de él.

     Si bien el redescubrimiento de la ciudadela se le atribuye al historiador estadounidense Hiram Bingham, hay fuentes que indican que Agustín Lizárraga, un arrendatario de tierras de origen cusqueño, habría llegado a las ruinas nueve años antes que el mencionado historiador.  Según indican, Lizárraga habría dejado una inscripción en uno de los muros del Templo de las Tres Ventanas. Dicha inscripción habría sido posteriormente borrada.

 

     La historia de Lizárraga y sus visitas a las antiguas ruinas incas habría llamado la atención de Hiram Bingham, que se encontraba en la zona investigando los últimos reductos incas en Vilcabamba. Bingham, muy interesado en estos rumores, iniciaría la búsqueda de dichas ruinas, llegando a Machu Picchu en compañía del arrendatario cusqueño Melchor Arriaga y de un sargento de la guardia civil peruana, en julio de 1911. Ahí, el historiador norteamericano encontraría a dos familias, los Recharte y los Álvarez, que se habían establecido en los andenes del sur de las ruinas. Fue finalmente un niño de la familia Recharte quien guiaría a Bingham hacia la “zona urbana” de las ruinas, la cual se encontraba cubierta por una espesa maleza.

En 1911 Hiram Bingham, con el respaldo de la Universidad de Yale y el National Geographic Society, realiza lo que se ha conocido como “descubrimiento científico”, que permitió exponer al país y al mundo la importancia del patrimonio de Machupicchu, estrechándolo a una “ciudad perdida”.

 

Esta puesta en conocimiento universal resignifica a Machupicchu en la visión sobre el Perú, y se constituye en un ícono de nuestra identidad nacional y regional. La afirmación respecto a su significado y el resguardo de este patrimonio, han ido de la mano con las vicisitudes de la nación en el siglo XX, en un complejo proceso de puesta en valor, descubrimientos, resignificaciones contrapuestas, regional y nacionalmente, relativas a la significación de este lugar asumido como sagrado.

Desde los momentos de su “puesta en conocimiento al mundo” se impuso el gestionarlo en base al predominio de sus valores turísticos. Durante esta puesta en conocimiento universal se produjo la gravísima separación entre los grandes monumentos líticos de la Ciudad Inca, el Camino Inca y sitios relacionados en este pueblo de altura y de nexo andino amazónico, y los objetos culturales de piezas arqueológicas numerosas, pese a ser reconocidos de titularidad del Perú, fueron retenidos por Bingham fuera del país, y hasta la fecha no han retornado. De esta forma, se ha limitado que sea fuente de investigaciones, y de evaluaciones. Se ha recortado una parte sustantiva del patrimonio, lo que afecta la identidad cultural nacional y regional. Adicionalmente, durante muchos años el despeje de la maleza tropical en la Ciudad Inca era tratado como un asunto de obra pública de infraestructura y no de investigación patrimonial arqueológica, lo que llevó a situaciones dramáticas como la de entierro de restos arqueológicos como si se tratará de desechos, y la destrucción de muros para abrir facilidades a los visitantes turísticos.

La formación del Parque Arqueológico Nacional de Machupicchu, ubicado en el ámbito del distrito del mismo nombre, de la Región Cusco, con un área de 32.592 hectáreas, ha sido una respuesta para dar predominio a la gestión cultural. Desde mediados de la década de 1930, la Ciudad Inka de Machupicchu, era atendida por el Estado peruano por personal del ex Patronato Departamental de Arqueología, prácticamente 20 años después de los trabajos iniciados por Hiram Bingham en 1911. Fue creado por Ley 9396, con un área de 10,000 hectáreas, constituyéndose en el primer área protegida por Estado y la segunda en el continente Sudamericano, administrada en ese entonces por el ex Patronato Departamental de Arqueología, posteriormente por la Casa de la Cultura Cusco. En 1952 se dispuso por Decreto Supremo su restauración. En 1962 se creó el Museo de Sitio, a la espera de sus principales piezas, que Bingham llevó a Estados Unidos, y que ofreció regresar al Perú. A partir de 1972 el Parque pasa al Instituto Nacional de Cultura.

     Con la formación del Parque Arqueológico, en una primera instancia se dio mayor interés a las labores de conservación y mantenimiento de la ciudad Inka de Machupicchu y Wiñaywayna. A fines de la década del 70 del siglo pasado, se inician los trabajos de mantenimiento y conservación del Camino Inka. Como se puede apreciar, en esos momentos la administración y conservación del parque estuvo a cargo del ente encargado del manejo del patrimonio cultural, lo que expresa que se buscaba superar su reducción al aprovechamiento turístico.

 

     En 1968 el Patronato Departamental de Arqueología del Cusco delimitó la zona con el nombre de “Parque Arqueológico de Machupicchu”, sobre una superficie mayor a las 50 555 ha. En 1972 se elaboró el “Estudio Económico Financiero del Plan COPESCO “a fin de impulsar el desarrollo socio-económico de la zona Cusco-Puno, en el que, entre otros se consignan los sub-proyectos de Equipamiento Turístico y Restauración de Monumentos. En febrero de 1973, se firmó un convenio de elaboración de estudios del sub proyecto de Equipamiento Turístico, entre ENTUR PERÚ y COPESCO. Se concibió inicialmente la idea de desarrollar un Jardín Botánico que representara la flora de Machupicchu, como complemento al Complejo Hotelero, constituyendo ambos el Centro Turístico de Machupicchu. La oficina técnica del Plan COPESCO, al iniciar los estudios preliminares para este Jardín Botánico, detectó fuertes presiones que afectaban la flora y fauna del lugar, por lo que se cambió la concepción inicial del proyecto, reorientándolo hacia la protección del ambiente natural. En base al aspecto turístico planteado por COPESCO, se formuló la creación de un Parque Nacional (área natural protegida) pues respondía mejor a las necesidades. Esto significaba para los promotores iniciales de la idea, la presencia de un jardín botánico natural como complemento de los atractivos arqueológicos de Machupicchu.

 

     El Centro Turístico de Machupicchu, inicialmente tenía una superficie aproximada de 50,500 ha. Abarcando el área delimitada por el Patronato Departamental de Arqueología del Cusco. Políticamente estaba ubicado en los distritos de Huayopata, Occobamba y Santa Teresa de la provincia de la Convención y a los distritos de Machupicchu y Ollantaytambo de la provincia de Urubamba; comprendiendo los predios de Q´ente, Santa Rita de Q´ente, Torontoy, Huadquiña, Yanama, Totora, Piscacucho, Mandor, Collpani Grande y San Pedro, estando algunos de estos en la fecha de las propuestas, en proceso de afectación y reversión al Estado.

 

     En 1981 se superponen la gestión cultural y natural. El 8 de enero de 1981, mediante Decreto Supremo se crea el Santuario Histórico de Machupicchu (SHM). Declara la intangibilidad del área, la que establece en 32,592 has., como área natural protegida, la que se superpone al parque arqueológico. Asumen ingerencia el Ministerio de Agricultura, con competencia en las áreas naturales protegidas, y el Ministerio de Educación, con competencia, a través del INC, en asuntos culturales y arqueológicos.

 

     El 9 de diciembre de 1983, el Santuario Histórico de Machupicchu es inscrito por la UNESCO en la Lista del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, con el registro número 54.

 

     Luego de esta declaratoria, se intensifican las labores de conservación y restauración, sin embargo, en mayor medida se incrementa la presión de su puesta en valor, sobre todo en función del turismo. Se agregan, entonces, los intentos de las diversas dependencias estatales ligadas al turismo, para tener ingerencia en los asuntos del SHM. Durante casi toda esa década esta superposición afectó seriamente el manejo del área. Fueron diversas las instituciones en superposición en el manejo del SHM, tales como la DRIT, Ministerio de Agricultura, Municipalidad de Machupicchu, Municipalidad de Urubamba, Gobierno Regional, Enturin, entre otras.

UBICACIÓN GEOGRAFICA:

     Se encuentra a 13º 9’ 47” latitud sur y 72º 32’ 44” longitud oeste. Forma parte del distrito del mismo nombre, en la provincia de Urubamba, en el departamento del Cusco, en Perú.

Las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu son parte de una gran formación orográfica conocida como batolito de Vilcabamba, en la Cordillera Central de los Andes peruanos. Se encuentran en la ribera izquierda del llamado Cañón del Urubamba, conocido antiguamente como Quebrada de Picchu. Al pie de los cerros; rodeándolos corre el río Vilcanota-Urubamba.      El sitio arqueológico incaico se encuentra a medio camino entre las cimas de ambas montañas, a 450 metros de altura por encima del nivel del valle y a 2438 metros sobre el nivel del mar. La superficie edificada es aproximadamente de 530 metros de largo por 200 de ancho, contando con 172 edificios en su área urbana. Biogeográficamente se sitúa en la ecorregión de las yungas peruanas.

 

     Las ruinas están dentro de un territorio intangible del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SINANPE), llamado Santuario Histórico de Machu Picchu, que se extiende sobre una superficie de 32 592 hectáreas, (80 535 acres o 325,92 km²) de la cuenca del río Vilcanota-Urubamba (el Willka mayu o ‘río sagrado’ de los incas). El Santuario Histórico protege una serie de especies biológicas en peligro de extinción y varios establecimientos incaicos, entre los cuales Machu Picchu es considerado principal.

 

INTIHUATANA

INTRODUCCION:

     En el sector más alto de la ciudadela de Machu Picchu denominado “Hannan” -donde están los espacios sagrados más vistosos-, llegando a través de dos serpenteantes escaleras de acceso de piedra labrada hasta el centro de una de las explanadas del Templo de las Tres Ventanas, en una de las cuatro terrazas ubicadas en la parte más alta de una colina se encuentra el Intihuatana, un eje ritual de gran significado religioso relacionado a la astronomía, como reloj o calendario solar.

 

     Se trata de una gran mole de piedra irregular tallada y labrada de una sola roca; tiene dos metros de diámetro de base poligonal con varios niveles muy pequeños y en su centro un torreón de cuatro ángulos de los cuales cada uno de ellos indica una de las principales direcciones geográficas, norte, sur, este y oeste.

 

     Se encuentra situada frente a los perfiles de los cerros circundantes, el Putucusi y el Yanantin, este último, un cerro enigmático que significa dualidad del mundo, pues tiene dos cumbres, entre el río Vilcanota y el área donde se encuentra Machu Picchu.

 

     Monolíticos similares más pequeños han sido hallados también en los centros arqueológicos de Quenqo y Pisac. Se sabe además del Intihuatana que se encontraba sobre una estructura muy elevada en el Aucaypata de los incas (la plaza mayor del Cusco).

 

Sistema de mediciones astronómicas: reloj o calendario solar

 

     El Intihuatana es uno de los mayores misterios de la cultura incaica y el más importante del espacio sagrado. Tiene forma de prisma y sus cuatro vértices se orientan hacia los cuatro puntos cardinales. Se considera como el centro de cada construcción religiosa del imperio incaico y era utilizado para definir las estaciones y el clima como calendario solar, de acuerdo a la sombra que daba el sol hacia la base de la piedra.

 

     Estas señales solares servían a los incas para determinar el inicio y fin del año agrícola, cumpliendo así una función tanto social como religiosa. Las celebraciones más importantes del Imperio Incaico se determinaban los solsticios y equinoccios con la medición de las sombras que marcaban. El solsticio invernal daba inicio a las celebraciones del Inti Raymi, la ceremonia del sol más importante del incanato.

 

     Como decía el cronista indio peruano, don Felipe Guarman Poma y Ayala “Determinaban durante todo el año el movimiento de las estrellas, calculaban movimientos de traslación. Su uso tenía relación imprescindible con el Templo del Sol”

 

Lugar donde se amarra al sol

 

     En la tradición quechua, Intihuatana es un enlace, confluencia o ensamble entre dos o más elementos, y significa la unión entre la tierra y el sol. Este enlace imaginario era para que el Dios Sol Inti les brinde más horas de luz al día y les alimente su madre Tierra (Pachamama) para procurar las mejores cosechas, ya que se le atribuía el otorgador del crecimiento de los cultivos.

 

     Intihuatana significa en quechua “lugar donde se amarra el sol”. Según cuentan los hombres del ande al narrar viejas leyendas, el sol era la principal deidad del incario y consideraban este monumento como un adoratorio donde los Hijos del Sol amarraban a su Dios para que nunca deje de brillar, ya que si su luz se extinguía, se acabaría la vida en las alturas.

 

     Desde la plataforma donde se ubica el Intihuatana se puede apreciar las grandes dimensiones de la Plaza Mayor de Machu Picchu. Según algunas crónicas, en la época de los incas se convocaba a todos los súbditos en dicha plaza, y desde la plataforma del Intihuatana, las autoridades o el inca impartían sus órdenes a toda la gran concentración.

 

     Otros estudios relacionan el Intihuatana con el cruce de dos líneas imaginarias que se dirigían a los principales apus de la zona, del Huayna Picchu al Salcantay.

 

Irradiación de energía

 

     El Intihuatana es el monumento más visitado y admirado de Machu Picchu, centenares de turistas llegan diariamente a él para posar sus manos o recostar su frente donde sienten una extraña vibración y energía. Una inexplicable fuerza telúrica que emerge de cada una de sus cuatro aristas parece concentrar todo el poder y fuerza terrenal que emana esta importante ciudadela arqueológica de la cultura incaica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ANEXOS

Ilustración 1MACHUPICCHU.. 15

Ilustración 2INTIHUATANA.. 19

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

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